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martes, 16 de abril de 2019

Normalmente se abusa de los pichones.

Normalmente se abusa de los pichones

Normalmente se abusa de los pichones; se viajan demasiado pronto, demasiado tarde, demasiadas veces, y demasiado lejos. Deben estar apareados para dar su mejor resultado. 

No se les deja madurar completamente. Muestran signos de desgaste demasiado pronto, y a la edad correcta no colman nuestras expectativas. Este círculo vicioso se repite una y otra vez. En la estación siguiente los pichones son enviados de nuevo a la batalla, debido a que las adultas no están rindiendo bien.


    ¿Quizás es cuestión del carácter del criador? Después de todo ¿Quién encuentra fácil dejar de viajar una buena paloma, y dedicarla enteramente a la reproducción? Conozco a algunos aficionados que cada año retiran a uno o mas viajeros cuando cumplen cinco años de edad, a pesar de que todavía pueden seguir ganando buenos premios ¿Por qué no? Tienen abundantes atletas jóvenes que incluso vuelan más rápido. Por otra parte, una pareja de viajeros retirados que no da buena descendencia tiene que irse. 

He conocido incluso palomas de dos años que fueron puestas en el palomar reproductor porque su descendencia era mejor que ellos mismos.

    Hay que decir que tales medidas radicales, las cuales son síntoma de buen juicio y de sentido común, elevan la reputación del criador. Al aficionado exitoso con frecuencia se le llama maestro criador. Poca gente se da cuenta de que el éxito no es tanto una cuestión de conocimientos, sino de carácter.


Al escritor colombófilo con frecuencia le piden consejo los aficionados desafortunados, quienes lo consideran un experto ¿Pero quien realmente conoce a la paloma? Hay mucho que nos es desconocido, incluso para los aficionados mas experimentados. 

Conocemos poco de los muchos factores que hacen a una paloma una buena viajera. No obstante, hay ciertas cosas que son aparentes, fallos obvios que representan un serio handicap, y si aparecen en una paloma, entonces esa paloma debe ser eliminada.

Siempre que me pide consejo un aficionado, le hablo antes de dárselo. Debe saber en que se basa mi consejo. Puedo decirle: ‘Haría lo mismo si fueran mis propias palomas. Incluso las buenas deben irse; solo las mejores permanecen. Siempre alimentamos demasiadas palomas. 

Todo el mundo viaja buenas palomas estos días, pero solo las mejores ganan. La mejor paloma es la que gana premios regularmente, algunos de ellos grandes premios. Se gana su comida. Si solo gana grandes premios, es un crack’ Al final, el aficionado, que después de todo es el dueño de su propio palomar, hace lo que quiere. No necesita seguir mi consejo.

Muchas veces el aficionado es un entusiasta optimista. Apenas encontré un palomar visitado que no necesitara de una buena selección. Pero nunca estuve seguro de que la hicieran después de haberme ido. Tenía la impresión de que todo seguiría igual. Mi selección seria muy dura, al menos ante los ojos de ese aficionado en particular.
    Es difícil hacerle comprender a la gente, que un pichón nunca mostrará mas cualidades que las que ya tiene heredadas.

No puede corregir sus defectos físicos, ni estos desaparecen en tiempo de muda. Por otra parte, una paloma puede perder fácilmente las virtudes que tiene como resultado del mal cuido.

Con frecuencia, un pichón que no pasa mi test selectivo vuela bien, o incluso muy bien. Entonces le digo al aficionado: ‘Correcto; si quiere conservarlo, viájelo hasta el final, pero no lo use para reproducir’ Este normalmente es el caso con palomas que tienen un defecto que no es aparente en sus padres. Tal defecto en la descendencia con frecuencia indica el declive general del palomar, son pichones que no alcanzan el estándar de las palomas más viejas. 
El aficionado no lo ve, o no quiere verlo. Es extraño que estas aves imperfectas a menudo se prefieran a pichones que marcan menos bien pero están en perfecta forma física. Estos pichones subestimados pueden mostrarse prometedores como yearlings y deberían tener una oportunidad.


El fallo mas común encontrado en los pichones es la mala rabadilla. No hay nada allí cuando presionamos en la unión entre la cola y la espalda. La horquilla trasera esta demasiado separada del esternon. A la más ligera presión se curvan como la goma. Si se viajan al natural y con viento a favor, estos pichones tempraneros pueden ganar ocasionalmente algún premio. No obstante, no son valiosos para conservarlos y deben ser eliminados, aunque no es fácil convencer a un joven criador de esto.


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